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Foto del escritorKike

Botas pequeñas



Nunca he visto la versión original de "Calígula" de 1979, esa que dura 89 minutos de los cuales una décima parte son escenas pornográficas. Tampoco he visto la más popular "edición extendida" de 2 horas y media, que ha salido en numerosos formatos. Nunca he visto ninguna película de Tinto Brass, no conozco el trabajo de Malcolm McDowell más allá de "La naranja mecánica" y, hasta hace muy poco, ni siquiera sabía quien era Bob Guccione (fundador de la revista Penthouse y productor del filme).


Sin embargo, en cuanto me enteré de la historia de "Calígula - Ultimate Cut" supe que tenía que hacerme con el Blu-Ray. Dicha historia es, en muchos aspectos, más interesante que la propia película y, quizás por eso, aparece resumida en los créditos iniciales de la nueva versión.


En pocas palabras, esto es lo que ocurrió: se rodaron 90 horas de metraje a lo largo de dos años. Una cantidad insólita de material adicional. Al parecer, no sólo se hicieron diversas versiones de cada escena, sino que además se usaron varias cámaras durante el rodaje (como ocurre en las series de TV). Thomas Negovan, historiador de cine y productor, encontró por casualidad las latas con estas 90 horas de metraje. Tras esto se puso en marcha un proceso de restauración de lo más inusual. Y es que, en lugar de tratar de añadir metraje a una película existente se decidió empezar de 0, usando como guía el guion original de Gore Vidal y la interpretación de Malcolm McDowell. Así, el equipo de Negovan ha creado un filme enteramente nuevo, que no utiliza un solo plano de ninguna de las versiones previas.


En algunos casos se ha acudido a la magia de la tecnología digital para finalizar fondos y escenarios que, en su día, se dejaron a medias. También se han reconstruido diálogos completos que se creía perdidos y se ha compuesto una banda sonora original para la cinta.





En diversas entrevistas, Negovan ha declarado que recomienda a la gente ver este, su montaje, y obviar todos los anteriores. No creo que lo haga por una cuestión de orgullo. Le conozco un poco y parece un hombre humilde y simpático. Su admiración hacia los artistas que formaron parte del rodaje original es palpable. Si dice lo que dice no es para evitar odiosas comparaciones sino, muy al contrario, para que la obra sobreviva según sus propios méritos. Y es que, recordemos, durante muchos años "Calígula" se ha considerado una de las peores películas de la historia del cine. Rogert Ebert dijo que era "el mayor montón de mierda que había visto en toda su vida" y es de las pocas proyecciones de toda su carrera que no aguantó hasta el final.


El filme relata los desmanes del tercer emperador de Roma, Gaius Iulius Caesar, conocido como Calígula (apodo que significa literalmente "botas pequeñas"). En el menú entran violaciones, torturas, asesinatos políticos y toda suerte de desvaríos. También salen las tetas de Helen Mirren y un gigante sordomudo que hace trucos de magia.


Aunque la narración sigue fielmente los eventos principales en la vida del emperador, el tono general es más cercano al del teatro postmoderno que al del cine histórico. En muchos aspectos incluso recuerda al "300" de Frank Miller y Zack Snyder. Hay un buen número de elementos fantásticos (o anacrónicos) que realzan la sensación de locura general, sobre todo durante la primera media hora.


Es de esa primera media hora de la que quiero hablar en profundidad.


Calígula se acuesta con su hermana y, ya desde el principio, no parece un muchacho muy equilibrado. Eso no significa que sea un ogro irredento. Él sabe que está destinado a convertirse en el próximo emperador, aunque solo sea por una serie de terribles "accidentes" que han dejado al viejo Tiberio sin familia cercana. Calígula teme a la muerte y adora el sexo, como cualquier muchacho de su edad, especialmente en su posición.


Un día, es llamado a la isla de Capri, donde Tiberio ha decidido pasar sus últimos días. Este personaje, por cierto, está interpretado por un Peter O'Toole pasadísimo de vueltas y luciendo un maquillaje que recuerda poderosamente al Palpatine de Star Wars o al Drácula anciano de la versión de Coppola.



Al caso: no hay NADA que pueda preparar al espectador para lo que se aproxima.


En cuestión de minutos asistimos a una serie de viñetas de carácter casi pornográfico donde prima lo desagradable. La corte del emperador en Capri es la representación más cercana al infierno de Dante que ha dado el cine, lo que se refuerza visualmente con una luz rojiza que parece provenir de un volcán en erupción. Es un muestrario de toda clase de perversiones grotescas, principalmente de carácter sexual, pero sin dejar de lado la violencia, tanto implícita como explícita. La fealdad campa a sus anchas y todos los castigos parecen gratuitos. Por ejemplo, un soldado es castrado por atreverse a llevar una sandalia mal atada en presencia de Tiberio. Si alguien parece que va a morir es que va a morir aunque el cómo y el cuándo siempre acaba sorprendiendo.


Se celebran orgías alrededor de los cuerpos momificados de aristócratas. Los sirvientes son tratados como esclavos y los esclavos son tratados como ratas.


¿Alguien por aquí ha leído las novelas de "Elric"? ASÍ es como Michael Moorcock describe el reino de Melniboné en su momento de gloria.


Por supuesto, no se tiene constancia de que el auténtico Tiberio hiciera ninguna de esas cosas, pero lo importante aquí es el tema de fondo: el poder corrompe. Y el poder absoluto corrompe absolutamente... hasta límites que una persona normal apenas sí puede imaginar. Hay un punto en el que tenerlo todo equivale a no tener nada.


Creo que existe una idea estructural muy interesante aquí. Un muchacho inteligente debe dejar su casa para visitar a un familiar. Un hombre admirable cuyos triunfos son bien conocidos. Pero lo que encuentra es un viejo senil, absolutamente repugnante en el exterior y eminentemente malvado en el interior. Un tirano que toma lo que quiere y que nunca da nada. En otras palabras, ese muchacho encuentra un verdadero monstruo. Y se dice a si mismo que nunca, jamás, será como él... para poco después, convertirse en una versión mucho peor del personaje.


Me encantaría ver esa historia bien contada. Podría ser una especie de versión psicodélica y aberrante de "El retrato de Dorian Gray".





Por desgracia, la película nunca vuelve a alcanzar las cotas de horror y locura de las escenas en Capri. El reinado de Calígula, en comparación, parece bastante descafeinado, incluso tras la muerte de su hermana. Sin esa transición hacia el último círculo del infierno, el viaje del joven emperador queda un tanto incompleto. Quizás, sólo quizás, se trata de una táctica de manipulación emocional, para que el inevitable asesinato del protagonista a manos de sus propios hombres resulte más "trágico". Yo pienso que es un error.


Hacia la mitad del filme hay una escena francamente desagradable en la que Calígula asiste a la boda de uno de sus generales. Resumiendo: tanto la novia como el novio acaban siendo desvirgados. Yo diría que este es el mayor acto de villanía que comete el personaje, al menos de una forma visualmente clara (muchas de las ejecuciones tienen lugar fuera de cámara).


En cualquier caso, no es de extrañar que estas imágenes provocaran el espanto del público hace cuatro décadas. Aun hoy, muchas de ellas resultan tan asquerosas que es difícil no esquivar la mirada. Hay un millar de películas sobre el imperio romano pero este "Calígula" tiene más en común con el cine de Ken Russell que con ningún peplum italiano. Tampoco soy capaz de recordar ninguna película de gánsteres anterior a 1970 igual de sangrienta. Es curioso que, por la misma época, la BBC produjera "Yo, Claudio", una serie de TV que cuenta más o menos la misma historia pero con una sensibilidad radicalmente opuesta.


Por otro lado, no podemos ignorar las circunstancias de la producción. Gore Vidal quería escribir una épica histórica con especial énfasis en los elementos homosexuales. Tinto Brass quería hacer una sátira ultraviolenta que mezclara el estilo disparatado de su trabajo erótico con la brutalidad del cine exploitation los 70. Malcolm McDowell quería construir el relato de un personaje que desciende a los abismos de la locura. Bob Guccione quería hacer la peli porno más cara de la historia. Estos cuatro hombres se odiaban entre sí y ninguno hizo el menor esfuerzo en crear una visión única y coherente para el producto final.


Eso es precisamente lo que Negovan ha tratado de hacer con este pequeño experimento. Un "monstruo de Frankenstein" que merece estar vivo. Y es que el resultado final es fascinante en un buen número de ocasiones, aunque algo inconexo en otras. Tampoco estoy convencido de que la banda sonora escogida sea la apropiada, ya que abusa de un tono turbador y oscuro que contrasta demasiado con los colores pastel que se pasean por la pantalla. Creo que un estilo más juguetón o incluso circense habría encajado mejor con la banalidad de los personajes y sus inmaduros arrebatos de violencia.


Tengo muchas más cosas que decir sobre el filme, pero creo que es buena idea ir cerrando esta reflexión.


Ver "Calígula - Ultimate Cut" es toda una experiencia, y no me arrepiento ni de haber adquirido el Blu-Ray ni de haber invertido tres horas de mi tiempo. Por supuesto, me habría gustado mucho más estar en una sala de cine, y observar las reacciones del público, pero no se pueden pedir peras al olmo. Muchos espectadores creen estar inmunizados a este tipo de narrativa gracias a las series de HBO pero estoy convencido de que incluso el fan más acérrimo de "La casa del Dragón" va a encontrar un par de momentos dignos de vómito.


Recomiendo, por tanto, ver la película durante una primera cita o tras una cena familiar.



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